¿Cómo podríamos definir el término de “jugada redonda”? Si entramos en conceptos deportivos podríamos asimilar esta definición a un tipo de acción en el que el resultado sea favorable para el individuo o el equipo, ¿verdad?
¿Qué es la Economía Circular?
Si nos trasladamos a un sistema económico, ¿dónde podríamos encontrarle un símil? Un método en el que cualquier acción conlleve a un resultado favorable. Beneficioso tanto para el individuo como para el colectivo general.
La sostenibilidad del packaging es un sistema productivo que se basa en fomentar el reciclaje y la reutilización para reducir el volumen de basura generada por día es una victoria para todos.
El sector del embalaje se ha sumado a esta iniciativa en la lucha contra la contaminación ambiental defendiendo el uso de materiales biodegradables, utilizando diseños que permitan reutilizar las piezas de las que está compuesto y facilitando un sistema de recogida, reciclaje y reutilización para que la mayor parte del producto de empaquetado pueda regresar a la economía productiva.
Al fin y al cabo, los recursos son limitados y tarde o temprano, se agotan, por lo que nos encontramos en un momento en el que la reutilización y el reciclado son tan importantes.
Cada vez somos más personas consumiendo y debemos reutilizar todo lo posible para que podamos seguir teniendo un sistema de consumo viable a la vez que cuidamos del medio ambiente.
Por ello, la economía circular ha pasado de una idea interesante a una necesidad absoluta.
Prueba de ello es el Plan de Acción para la Economía Circular que la Unión Europea puso en marcha en 2015; desarrollado con medidas muy concretas para lograr la generalización del reciclaje, crear nuevos nichos de empleo relacionados con la sostenibilidad y controlar la generación de residuos, en especial de plásticos y micro plásticos, muy dañinos para los ecosistemas marinos.
Uno de los objetivos de la Comisión Europea, es que los envases de plástico sean totalmente recuperables o reciclables para el año 2030. Unas medidas que se unen a su propuesta de que las pajitas, platos y bastoncillos de plástico sean fabricados por materiales sostenibles, con el objetivo de reducir los residuos plásticos en océanos y mares.
Por todo esto, el sector del packaging juega un papel clave en el desarrollo de un sistema de economía circular de ámbito global. Las empresas han de buscar soluciones sostenibles que respondan a la preocupación del consumidor por el medio ambiente.
Además, es interesante saber que para el 96% de las marcas, el embalaje es muy importante a la hora de desarrollar una estrategia de mejores resultados productivos.
Pero, ¿cuál es el papel del packaging en todo esto? ¿De qué manera se pueden lograr estos objetivos tan ambiciosos?
Las empresas ven la necesidad de incluir un sistema de economía circular en sus servicios y, actualmente, se encuentran en una transición hacia el mismo. Es complicado implementarlo de la noche a la mañana, pero no es imposible lograrlo.
En este proceso es donde entra a escena un importante actor para la mayoría de las empresas: el plástico. Se trata del “activo” más presente en las compañías de packaging de Europa.
Podemos encontrarlo prácticamente en cualquier lugar, ya sean envoltorios de cubiertos, paquetes de frutas o bricks de leche. Es un protagonista absoluto de los supermercados que regentamos cada uno de nosotros.
Por ello, es de vital importancia que su implementación en el sistema de la economía circular esté tan bien definido y ejecutable desde el momento en el que sale de la fábrica hasta su proceso de recogida y reutilización. Si no se realiza así, es muy probable que se convierta en un residuo que puede tardar en degradarse muchísimos años si permanece enterrado.
Debido a esta problemática, muchas empresas empiezan a utilizar otro tipo de envases para almacenar sus productos. Pueden encontrarse mallas realizadas de papel para guardar frutas o paquetes producidos con plásticos biodegradables y fibras naturales.
Por el momento, no se ha llegado a una solución completamente efectiva, pero gracias a conceptos como el ecodiseño, se tienen buenas perspectivas de futuro respecto a que el packaging y la sostenibilidad, puedan ir unidos.
¿Cómo lo pueden aplicar las empresas?
Dentro del sector agroalimentario podemos encontrar muy buenos ejemplos en los que se lleva a cabo un sistema de economía circular.
La asociación MAPLA se puso en marcha con el fin de evitar el vertido de plásticos agrícolas en la naturaleza, facilitar una correcta gestión de residuos a los agricultores e incrementar los índices de recogida y reciclado del plástico.
Actualmente ya se encuentra en proceso de desarrollo y desplegará sus primeras operaciones de recogida en 2021.
Otro proyecto que ha surgido de esta necesidad de controlar la circulación, uso y reutilización de los envases del sector agro es REINWASTE.
Aunque la cantidad de desechos producidos por el sector agrícola es significativamente baja en comparación con los desechos generados por otras industrias, el potencial de contaminación de los desechos agrícolas es alto a largo plazo.
Por esto precisamente el proyecto REINWASTE pretende que los residuos inorgánicos generados en los sistemas agroalimentarios sean gestionados conforme al paradigma actual de la economía circular.
Quieren promover un sistema agroalimentario más sostenible a través de modelos innovadores de gestión de residuos fomentando el uso de nuevos materiales fabricados a partir de componentes biológicos, con técnicas de biotecnología, así como prácticas sostenibles de gestión.
Un último ejemplo sería el del sistema de SIGFITO, un sistema de recogida de envases de fertilizantes y fitosanitarios que ha recogido en cerca de 5.000 puntos distribuidos a lo largo de toda la geografía nacional un total de 4.431 toneladas de envases. De todos los envases recogidos se han valorizado el 100% de los residuos, reciclándose el 96,2% fundamentalmente de plástico rígido y valorizándose energéticamente el restante 3,8%. Unos datos que demuestran la conciencia medioambiental de los agricultores para proteger el medio ambiente a través del ámbito agrario.
En una entrevista realizada a Nicola Cerantola, experto en economía circular, mencionaba algunas de las mayores dificultades que tienen las empresas y el gobierno español a la hora de implementar el packaging sostenible:
“Hay una falta de dirección política en este sentido. Aunque ahora está todo parado con la pandemia, tenemos que ser optimistas. Desde hace más de un año se están moviendo cosas desde una perspectiva “oficial”. Se ha creado un ministerio de transición ecológica, hay un plan España Circular 2030, la ley del cambio climático, la compra pública verde, entre otras. Hay muchas cosas que se están empezando a hacer también a nivel europeo, por ejemplo, el Green Deal, el problema es que tenemos que acelerar el paso. Es de absoluta prioridad plantear un horizonte 2025-30, no podemos esperar a 2050. Sin lugar a dudas, llegamos tarde”.
En conclusión, es el momento perfecto para que las empresas realicen una reflexión profunda sobre sus valores y misión y ser rentables al mismo tiempo que aportan algo a la sociedad en la que están presentes. Necesitamos empresas que incentiven el desarrollo, la economía regenerativa, circular y sostenible. Necesitamos convertirnos en una sociedad sostenible para prevalecer. Y la buena noticia, es que estamos en ello.